Nuestra sociedad moderna se ha convertido en el período humano de mayor producción cultural. La internet ha permitido almacenar toda esta producción, que a su vez, sirve de inspiración para más creaciones. Las personas nos agotamos rápido, y queremos escuchar nuevas historias y aventuras. El mercado nos ofrece una lista interminable de películas, libros y música. Cada producto nos parece especial, diferente y atractivo. Somos empujados a un consumo voraz tras la cultura del entretenimiento.
En este contexto ocurren dos fenómenos. Muchas veces, no nos detenemos a analizar lo que consumimos, por lo que hace falta que algunos se dediquen a esto, que nos entreguen elementos de análisis crítico de la cultura. En otros casos, los artistas entregan productos que nos obligan a reflexionar, lo que ha influenciado en una nueva generación de consumidores, más exigentes y con una alta expectativa. La ley de oferta y demanda domina la cultura y el entretenimiento. Mientras más exigentes seamos como consumidores, mejores productos culturales serán producidos.
Como parte de esta generación de consumidores de cultura, a veces apático, a veces crítico, también he me dedicado a analizar la cultura, considerando los aspectos políticos, sociales y económicos de la misma. Esto se refleja en algunas de mis columnas, más en algunas que en otras, pero no en todas. En este sitio estaré recopilando todo lo que escriba y que algún medio considero lo suficientemente interesante como para publicarlo. Las temáticas que abordo en mis columnas pueden ser de cine, migración, fe, política o historia. Espero con ellas, nutrir la reflexión política y el capital cultural de las personas. Para mí será un agrado leer sus comentarios, críticas y aportes, por lo que los animo a expresar su opinión.
Alex Dixon 